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martes, 6 de julio de 2010

La lisura (o la "boquita de caramelo" que -casi- todos tenemos)

Dice la Real Academia de la Lengua, en su versión virtual, que en Bolivia, Ecuador, Guatemana, Honduras, Panamá y Perú, la lisura es la palabra o acción grosera e irrespetuosa. La lisura, querida lisura, que sazona siempre una buena conversación entre patas, no siempre es tan bien vista. Personalmente creo que un carajo bien soltado (quizá a lo Juan Lucas, de Un mundo para Julius) no es para escandalizar ni pedir rectificaciones.


Buscando sobre la lisura, encuentro algo muy cierto en un artículo publicado por Anddy Landacay Hernández, que si uno está caminando con su flaca al costado y se cruza un borracho faltoso, complicado sería pedirle que no molesté así: "Señor desconocido entiendo que usted no se encuentra en el mejor de sus estados personales, pero quiere dejar de molestar a mi señorita enamorada o atenerse a las consecuencias?” más fácil (y para muchos más gratificante) sería un “!Carajo borracho de mierda deja de joder a mi enamorada o te saco la entreputa!!”


Jeje, seamos honestos, para muchos nos es reconfortante soltar un carajo (como yo, cuando le digo a Shintaro "carajo, ya pues Shintaro, no jodas" (y es que Shintaro es jodido, si no que lo diga Yessenia o Nelly). He leído también que el soltar una lisura es expedir frustración, indignación o molestia frente a algo, quizá así sea dependiendo del momento y de quién lo diga.


Cervantes llamaba a Sancho i de puta, esto es (tapándose los ojos Keiklin si entras por aquí) una antigua forma de decir hijo de puta, también con Vargas Llosa, Bayly (sobre todo él, que creo tiene una manía de lisurear a todo y a todos en sus libros) acuden a las lisuras (y no precisamente las que derramaba la morena inmortalizada en La flor de la canela de la genial Chabuca Granda, que escucho ahora mismo).


Para terminar, propongo que todos carajeemos cuando queramos, porque a veces sí que hay ganas de lisurear. Los argentinos -como contaba una amiga- sí que granputean y mandan a la mierda cuando creen que deben, quizá así consigan la sinceridad que nuestra sociedad, con "sus buenas costumbres", aún no alcanza.